
Harto de verla coserse las patas cada vez que hacía algo, uno de los veinte hermanos de la vaca con botas le regaló una máquina de coser. No se lo podía creer, tenía tantas ganas de tener una... no tardó ni un segundo en estudiarse las instrucciones. Le costó un poco pillarle el truco (en youtube encontró videos demostrativos que le ayudaron bastante) pero una vez dominado, se puso a la tarea.
Digan lo que digan, las vacas son muy limpias, y a través de un tutorial de Zapaburu (magnífico por cierto) empezó a coser una toalla bitxejo para quitarse los restos de pasto después de las comidas. Además, le servía para agarrarse fuerte a ella cuando dormía, y por supuesto, recalcar, que la tela de felpa no atrae los pelos que ella suelta cada día.
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